domingo, 22 de agosto de 2010
Tu lupa
Intento escribirte y no puedo, parece que mis palabras siguen de luto.
Hoy he olido tu pipa y he mirado a través de tu lupa de oftalmólogo para ver cómo oteabas desde allí la vida. Veías tan grandes las pequeñas cosas que algo tan ínfimo como la retina para tí rozaba, simplemente, lo infinito.
El infinito donde navegas ahora.
No puedo escribirte una despedida señor de las palabras rebuscadas, de los habanos insolentes y de los tangos redentores. Mi viejito de cristal, de ojos verdes y coherentes.
No quiero llorar, señor del razocinio. Sólo sé que extrañaré tu voz raspada, probablemente, siempre. Ahora sólo sé que la Habana está triste y qusiera que me explicaras la ciencia para llenar este pedacito de ausencia con el que me quedo.
No quiero llorar, doctor. Sólo quiero que me muestres el lugar del cristalino que me falla, porque miro por tu lupa y por más que busco no te encuentro.
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Solo tienes que cerrar los ojos, respirar hondo, entonces podras volver a dibujar esa voz rasgada, oler el humo aterciopelado de su cohiba, solo asi volveras a sonreir. No hace falta que escribas, no llores, no es preciso que hables, cierra los ojos y escuchale!siempre estara ahi cuando le necesites.
ResponderEliminargracias...
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