sábado, 27 de febrero de 2010
Remiendos
Vuelvo a caminar por los mismos antiguos adoquines vigilantes de Montmartre. Vuelvo a dar los pasos y a reconstruir mi identidad nuevamente.
Los caballos verdes de Sacré Coeur me siguen mirando con la misma expresión vetusta de siempre. Las panaderías siguen intactas y sus olores dulces me seducen como cuando era niña.
Cuando era niña, también correteaba por estas calles.
Me esculpo como una escultura de arcilla...poco a poco y cuando se triza, un remiendo y el tiempo para curar las heridas.
Cuando me trizo vuelvo siempre a los lugares conocidos. Cuando se me triza el alma, la encuentro a pedacitos esparcida en mi mundo. Mi mundo de dunas de arena gaditanas, de montañas australes e imperecederas, de calas de piedra de la tramuntana. Ahí estoy yo esculpiendo mi alma, sobre la duna donde te dejé fundirte con el tiempo, mirando como se duerme el sol anaranjado sobre los Andes o buscando mi origen en la isla de la calma.
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarA las columnas de barro que tomamos forma a tu paso se nos deshacen los pies cuando te marchas, pero siempre tienes escondido un pilar para prestarnos.
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