domingo, 26 de septiembre de 2010

aequivocatĭo



La palabra "equivocación" proviene del latín aequivocatĭo y yo no aprendí latín en el colegio.
A veces, la encuentro envuelta en otras palabras que salen con vehemencia por mi boca. Y, justo ayer me parece haberla visto en los puños de un adolescente rabioso.
Es dura y sabe amarga, contesta impertinente y huye casi cada fin de semana; muestra una afanosa impermeabilidad a los ungüentos e inciensos arabescos y es tan indeleble como las cicatrices o las líneas de Nazca.
Si la pronuncias, suena como una continuidad de letras incómodas con cacofonía desagradable, que no sé si será fricativa, interdental o palatal porque nunca me gustó esa parte de la gramática articulativa. Y me da lo mismo...porque tengo lengua y con eso basta.
Es, más bien, un constante pellizco en el pecho, como un breve paréntesis en la respiración.
Las palabra "equivocación" tiene dientes, ojos y uñas que arañan porque las palabras se sienten. De eso ya no me cabe la menor duda.

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