A veces me duele el cuello de sostener tanto mi cabeza. 24 horas al día y 365 días al año de sostén sin tregua.
A veces sucede que cuando me levanto por las mañanas tengo los pies fríos aún de la noche y, entonces, sospecho que por entre las sábanas se ha colado un trozo de tristeza.
Los viernes,a partir de la media noche, mi cuerpo tiembla durante breves sacudidas; cada 12 minutos exactamente y sólo hasta las dos de la madrugada. Es el metro que pasa por debajo de mi casa.
A veces se me escapa el olvido al abrir la puerta y lo encuentro escondido debajo del rellano de la escalera. Otras, ocupa todo el sofá con insolencia y no se mueve ni a palos...maldito gato invisible que araña.
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