miércoles, 30 de junio de 2010
Golondrina
Consideremos que tengo sueño, también que la canícula ha llegado impenitente al borde de mi cama, la misma de la que a veces pienso que ya estoy harta.
Consideremos que, a estas alturas, todavía se me olvida hacer la compra y que ya no me hago carreras en las medias pero que me cuesta contar los cardenales que sin saber por qué, ni cómo, ni cuando aparecen en mis piernas.
Consideremos que, para una vez que las cosas salen bien, hay que dejarlas estar y que acordarme de tus palomas me hace reír sola a carcajadas. Pensemos que vuelo y que anido a tu lado como las golondrinas.
Soñemos...soñemos pero en colores, porque en blanco y negro ya son los inviernos que no me gustan.
Riámonos de mí y sígueme hasta el rayo verde aunque sólo sea una tarde o tírate conmigo de una duna blanca. Imaginemos,... imagina que mi cabeza se queda vacía, ni tocs tocs, ni pocs, pocs, consideremos, simplemente, que en mi cabeza ya no quedan palabras.
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