Probablemente podría recorrer tu espalda a caballo y sumergirme en la poza tibia de tu pecho, durante horas. Probablemente mis sueños son del mismo color que tienen tus ojos y están fabricados de aquel material del que me hablabas: de ficción. ¡De ficción estamos hechos!, te gritaba, mientras tú seguías buscando sinónimos de la palabra fosforescencia en tu diccionario de ficciones. Fotogénesis, fluorescencia, fotoluminiscencia, luminiscencia, sí...también nos pensábamos luminiscentes.
Jugabas a a encontrarme en las habitaciones a oscuras y me dabas nombres y me inventabas reinos y me pedías que no hablara, que preferías el silencio. Pero yo volvía a preguntarte de nuevo, ¿de qué color son mis sueños?, dime, ¿de qué material están hechos mis sueños?.
Probablemente podría recorrer tus versos una y otra vez, sin descanso, porque son pequeños retales de tu interior que juntos forman el complejo manto de tu existencia, de la nuestra, de la de todos... La ficción no es más que pedazos de realidad que de alguna forma se suceden de forma distinta... Por eso y porque las imágenes que utilizas son tan bellas que dificilmente puedes no emocionarte.
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