miércoles, 14 de abril de 2010
Caricia
Sucede que, a veces, me muero de miedo.
Sucede que es más fácil perderse en el trazo impresionista de un cuadro que ordenar las palabras para que tengan sentido. Sucede que aún me pongo colorada cuando tengo vergüenza.
También ocurre que, en definitiva, me aterra lo efímero.
Y pasa que soy un collage de imágenes perfectas. Y añejas. Una maletita azul de fotografías viejas.
Sucede que, a veces, necesito una caricia. Y pasa que una caricia no es un arrumaco ni una carantoña, ni siquiera es una garatusa y, aunque se parezca, no es tampoco una lisonja. La caricia no es otra cosa que uno de tus dedos paseando por mi boca; cuando está caprichosa prefiere ser un abrazo callado y eterno y, a ratos, cuando duerme,se conforma con ser tus manos custodiando mi cuerpo.
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tengo un problema con tus escrito, y ès: que suelo llorar
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