A veces me gustaría colgar mis pensamientos
como una flor seca.
Hacia abajo, paciente, quieta.
Dejar caer los brazos lánguidamente,
sin buscar dirección ni puerto.
¡Abrazar la vanidad más atrevida!
A veces me gustaría colgar el eco de tu voz en mi voz,
insensibilizar el sentido que me embarga,
coquetear con el sueño más profundo
mientras el mundo, afuera, se desarma.
A veces me gustaría anestesiar mi cabeza,
tratar de poner movimiento a mi pausa ingrávida.
Catarsis neuronal por momentos.
Catarsis corporal por defecto.
A veces me gustaría enmudecer las caricias
que mañana mostrarán las garras,
tratar de curar despedidas,
olvidar las palabras.
Me han encantado los cinco primeros versos!
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